10 principios de buena educación/enseñanza de Richard Leblanc
Uno. La buena enseñanza es mucho de pasión como de razón. Se trata de motivar a los estudiantes no sólo a aprender, sino enseñarles a aprender, y hacerlo de una manera que sea relevante, significativa y memorable. Es sobre el cuidado de su oficio, tener una pasión por él y transmitir esa pasión a todos, pero sobre todo, lo más importante, para sus estudiantes.
Dos. La buena enseñanza es acerca de la sustancia y tratar a los estudiantes como consumidores del conocimiento. Se trata de hacer su mejor esfuerzo para mantenerse en la cima de su campo, lectura de fuentes, dentro y fuera de sus áreas de experiencia, y estar a la vanguardia tan frecuentemente como sea posible. Pero el conocimiento no se limita a revistas especializadas. La buena enseñanza es también cerrar la brecha entre la teoría y la práctica. Se trata de salir de la torre de marfil y sumergirse en el campo para hablar con, consultar con, ayudar a los practicantes y servir de enlace con sus comunidades.
Tres. La buena enseñanza consiste en escuchar, preguntar, ser sensible y recordar que cada alumno y cada clase son diferentes. Se trata de la obtención de respuestas y el desarrollo de las habilidades de comunicación oral en el estudiante más callado. Se trata de empujar a los estudiantes a superarse y, al mismo tiempo se trata de ser humanos, respetar a los demás y ser profesional en todo momento.
Cuatro. La buena enseñanza es no tener siempre una agenda fija y ser rígido, sino ser flexible, fluido, experimentar y tener la confianza necesaria para reaccionar y adaptarse a las circunstancias cambiantes. Se trata de obtener sólo el 10 por ciento de lo que se quería hacer en una clase y todavía sentirse bien. Se trata de desviarse con facilidad del programa del curso o exposición programada cuando hay más y mejor aprendizaje en otra parte. La buena enseñanza es acerca del equilibrio creativo entre ser un dictador autoritario, por un lado y un motivador por el otro. Los buenos maestros, dependiendo de las circunstancias, están migrando siempre entre estos polos. Ellos saben donde tienen que estar y cuándo.
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Cinco. La buena enseñanza es también estilo. ¿Debería una buena enseñanza ser entretenida? ¡Por supuesto! ¿Significa esto que carece de sustancia? ¡No es una posibilidad! La enseñanza eficaz no se trata de estar bloqueado con las dos manos pegadas a un podio o tener los ojos fijos en un proyector de diapositivas, mientras se bate el tambor. Los buenos maestros trabajan el aula y a cada estudiante en ella. Se dan cuenta que ellos son los directores y que la clase es su orquesta. Todos los alumnos tocan instrumentos diferentes y con diferentes competencias. El trabajo de un maestro es desarrollar habilidades y hacer que estos instrumentos tengan vida como un todo coherente para hacer música.
Seis. Y esto, es muy importante, una buena enseñanza es humor. Se trata de ser autocrítico y no tomarse demasiado en serio. A menudo se trata de hacer bromas inocuas, sobre todo de uno mismo, de modo que se rompa el hielo y los estudiantes aprendan en un ambiente más relajado en el que, Ud. como ellos sean humanos con su propia cuota de errores y deficiencias.
Siete. La buena enseñanza consiste en cuidar, nutrir y desarro
llar mentes y talentos. Se trata de dedicar tiempo, a menudo invisible, a cada estudiante. Se trata también de las horas ingratas dedicadas a la calificación, el diseño o rediseño de los cursos y la preparación de material para mejorar aún más la instrucción.
Ocho. La buena enseñanza se apoya en un liderazgo fuerte y visionario, y un muy tangible apoyo institucional de recursos, personal y fondos. La buena enseñanza se refuerza continuamente por una visión superadora que trasciende toda la organización desde profesores de tiempo completo a profesores de tiempo parcial, y se refleja en lo que se dice, pero más importante en lo que se hace.
Nueve. La buena enseñanza es acerca del aconsejamiento y soporte entre el profesorado senior y junior, el trabajo en equipo, y el ser reconocido y promovido por los pares. También, la enseñanza eficaz debe ser recompensada y la enseñanza pobre debe ser remediada a través de programas de capacitación y desarrollo.
Diez. Al final del día, una buena enseñanza es diversión, experimentación de placer y tener recompensas intrínsecas, como la fijación de los ojos con un estudiante en la fila de atrás y ver las sinapsis y neuronas que se conectan, los pensamientos que se forman, la persona cada vez mejor, y un esbozo de sonrisa a través de un rostro cuando el aprendizaje, de repente, sucede. Se trata de un antiguo estudiante que dice que su curso ha cambiado su vida. Se trata de otro que le dice que su curso fue el mejor que jamás ha tenido. Los buenos maestros practican su arte no por el dinero o porque tienen que hacerlo, sino porque realmente lo disfrutan y porque lo quieren. Los buenos maestros no se pueden imaginar haciendo otra cosa.
El Dr. Richard W. Leblanc es profesor asociado en la Universidad de York en Toronto.